consultas más frecuentes en Ginecología y, aunque por norma general, estas inflamaciones se producen como
consecuencia de una infección, no todas las vulvovaginitis tienen un origen
infeccioso.
de la vagina y la piel de la vulva y suele darse de forma conjunta aunque en
procesos no infecciosos suele predominar la afectación de la zona vulvar.
son la atrofia por la falta de estrógenos en mujeres menopaúsicas o
perimenopausicas, y las reacciones alérgicas por contacto.
escozor, escozor durante la micción y dolor) y muy raramente flujo vaginal
anómalo.
pacientes con exploración normal junto a otras con lesiones muy variables de
enrojecimiento y lesiones por rascado.
factores que pueden actuar como irritantes de la zona.
inflamatoria no atrófica (y que, por lo tanto, deben evitarse) están todas
aquellas circunstancias que evitan la transpiración de la zona vulvar,
manteniendo la humedad y favoreciendo la maceración del tejido (ropa ajustada,
tejidos sintéticos, el uso de saunas y piscinas).
incontinencia de orina y/o de heces, ya que la humedad mantenida junto al uso
de protectores sanitarios (compresas o salvaslips) facilitan la aparición de
estos cuadros clínicos.
puede predisponer la aparición de inflamaciones no infecciosas, por lo que no se
recomienda el uso continuado de jabones agresivos.
sobre la zona perineal (por ejemplo, ciclismo), el empleo de compresas
perfumadas, determinados detergentes para el lavado de ropa interior o algunos
tintes empleados para la coloración de la misma, el rasurado o la depilación de
la zona son también factores que pueden conducir a una irritación vulvovaginal.
jabones para higiene íntima con efecto antiinflamatorio, con o sin antiinflamatorios
tópicos potentes y, en el caso de la vulvovaginitis atrófica, el empleo de productos
hidratantes tópicos locales o, incluso el empleo de tratamientos con efecto
hormonal, tópicos (en forma de crema u óvulos) o incluso sistémicos (en forma
de parches o comprimidos orales).